
Hay encuentros que no dejan lugar a dudas. El de Aida y Davide, una noche de verano de 2019 en Tarifa, fue uno de esos.
Desde entonces, estas dos almas vibrantes, tejen a cuatro manos un proyecto que les identifica por completo: libre, híbrido, con raíces… y en constante movimiento. como Tarifa.
Aida nace en Málaga, en una casa donde la música es casi un segundo idioma. Su padre, Pepe Ramírez, tenor apasionado, le da un nombre que Verdi inmortalizó: Aida.
Con apenas tres años, sus pequeñas manos tocan por primera vez las teclas de un piano. El Orfeón Universitario de Málaga se convierte en su patio de recreo, siempre con su padre a su lado, sumergiéndola en la magia de la lírica y en los secretos de los bastidores.
Luego, la danza toma el relevo. Flamenco, hip-hop, ballet clásico, contemporáneo, cabaret… lo prueba todo, como si cada estilo le regalara una forma distinta de libertad.
En el asiento trasero del coche familiar, Aida crece mecida por las voces de Lole y Manuel. Pero su universo no termina ahí: Lauryn Hill, Camarón, Rihanna o Beyoncé también hacen latir su corazón.
Davide nace en Algeciras, tierra de Paco de Lucía. Su padre, músico de jazz y blues, llegó incluso a vivir en la misma calle que el maestro. En casa, la música está en todas partes, compartida con su hermano gemelo —también guitarrista— y compañero de viaje desde siempre.
A los nueve años, su padre lo apunta a la escuela de guitarra. Nada de rock ni blues en el programa… es el flamenco quien lo recibe, y pronto se mezcla con sus otras pasiones musicales.
Con su hermano, toca en todas partes: en la calle, en bares, en grupos improvisados. Compone, explora, pasa del rock al blues, del rockabilly al flamenco, como quien cambia de paisaje sin dejar de ser el mismo.
Sus influencias son tan abiertas como él: The Doors, Led Zeppelin, AC/DC, pero también Diego Pozo “El Ratón”, el alma guitarrera de Los Delinqüentes.
Una noche, en el castillo de Tarifa, después de un concierto de Jorge Pardo, se lleva un autógrafo. Unas palabras garabateadas que nunca olvidará: «Estudiad, cabritos».
Agosto de 2019. Aida pasa el verano en Tarifa, Davide toca en un bar. Se cruzan, se reconocen. No hacen falta palabras: la conexión es inmediata. Semanas después, Davide la alcanza en Madrid. Pero la ciudad los asfixia: demasiado ruido, muy poco espacio para soñar.
Así que vuelven al lugar donde todo empezó. A Tarifa. Su casa es una caravana. No tienen mucho, pero tienen lo esencial: las ganas, la fe y esa necesidad de crear juntos.
La pandemia, que para muchos fue sinónimo de silencio, les regala un tiempo suspendido. Tiempo para escucharse, para buscar su camino, para inventar su propio lenguaje.
Se sumergen en el alma del flamenco, en sus múltiples raíces: cerca de cincuenta palos, cada uno con su ritmo, su color, su estado de ánimo —Soleá, Tangos, Alegrías, Bulerías, Fandangos…—. Desde esa base, moldean su propio universo. Cruzan influencias, rompen códigos, reconcilian estilos. Su dúo se convierte en todo a la vez: refugio, laboratorio y escenario abierto al mundo.
Hoy, Aida y Davide siguen su camino. Juntos. Viven en el universo que han construido, impulsados por la luz y la energía de Tarifa. Compañeros de vida y de arte, inspirados por sus raíces y por su tiempo, dan forma a un flamenco que ama a Lauryn Hill tanto como a Camarón.
Tienen el corazón lleno de proyectos, canciones por nacer e ideas por compartir. El futuro les pertenece —y piensan bailarlo, cantarlo y tocarlo a su manera.
Influencias musicales de la infancia?
Aida: Lauryn Hill, Camarón, Rihanna, Beyoncé,...
Davide: The Doors, Led Zeppelin, AC/DC, Diego Pozo, Los Delinqüentes,...
Estilo artístico?
Flamenco
Escuchas actuales ?
Aida: Hermanos Gutiérrez , La Plazuela , Silvia Perez Cruz
Davide: Vasco Rossi , Santana , Ross Ainslie